ESPÍRITU EMPRESARIAL: COMPORTAMIENTO DE MOTIVACIÓN
PARA EL DESARROLLO DE NUEVOS NEGOCIOS
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El ser
humano siempre busca poseer excelentes condiciones de vida, desarrollo personal
y mejor porvenir; lo que le permite adentrarse en las expectativas culturales
de superación, bienestar y progreso. No obstante, para alcanzar estas
expectativas es necesario establecer las nociones de comportamiento, como son el
cambio, la acción y el mejoramiento. De ahí que el espíritu empresarial promueve en él las cualidades para
razonar, pensar y actuar; es decir, generar nuevas oportunidades de negocio que
agreguen valor social y económico.
De
acuerdo con la Comisión de las Comunidades Europeas (2003), el espíritu
empresarial se define como «una actitud en la que se refleja la motivación y la
capacidad del individuo, independiente o dentro de una organización, a la hora
de identificar una oportunidad y luchar por ella para producir nuevo valor o
éxito económico» (p. 6). En el contexto de empresa, los ejecutivos enfocan su
accionar en la creación de un nuevo negocio, así como al hecho de ser parte del
proceso de la gestión estratégica.
Para
el desarrollo de nuevos modelos de negocio es necesario tener un comportamiento
de motivación, para así promover la
idea hacia la obtención del producto o servicio a fin de generar nuevos
negocios en la industria. Para lo cual se requiere identificar las características
económicas predominantes, entre las cuales se destaca inventar; al respecto
Hit, Ireland y Hoskisson (2008) expresan que deviene «arte de crear o
desarrollar un nuevo producto o proceso» (p. 408).
La importancia
de promover el espíritu empresarial conlleva a generar progreso, crecimiento
profesional y económico firmes y decididos para incursionar en nuevos mercados,
en pos de nuevos productos y servicios sustentables y de calidad para que sean
competitivos y apreciados por los clientes.
Las
economías de mercado en la actualidad generan estrategias de producción, las
cuales se establecen sobre la base de qué, cómo y para quién producir; lo que
contribuye con la oferta en el mercado, estableciéndose por un sistema
económico denominado economía de mercado. De acuerdo con Mochón Morcillo
(2010), la economía de mercado «es un sistema económico en el que libremente
los compradores y los vendedores determinan conjuntamente los precios y las
cantidades a intercambiar de los bienes y servicios y de los factores
productivos» (p. 32).
Desarrollar
nuevos negocios requiere de vigor y acción para realizar nuevos negocios, los
cuales ofertan productos y servicios a sus clientes con calidad y calidez; por
lo que es necesario cultivar el espíritu empresarial. La Comisión de las Comunidades Europeas (2003) lo define como «la actitud y el proceso de crear una actividad
económica combinando la asunción de riesgos, la creatividad y la innovación con
una gestión sólida, en una organización nueva o en una ya existente» (p. 7).
Para
realizar nuevos negocios es necesario que cada emprendedor identifique las
oportunidades de negocio y disponga de creatividad para desarrollar una idea
creativa e innovadora de un producto o servicio. Esta gestión genera un cambio
generacional de desarrollo, la que conlleva a la acción, y para mantener al
cliente satisfecho es necesario realizar el mejoramiento continuo.
El
cambio generacional del ser humano se desarrolla mediante un modelo de
transformación, que para Varela (2008) deviene:
[…] reflejo de los tres conceptos fundamentales: cambio, acción y
mejoramiento y debe cumplir con la siguiente regla de oro en esta nueva época:
Cambiar lo que hay que cambiar (eficacia) y cambiarlo bien (eficiencia); y, al
mismo tiempo, mantener lo que hay que mantener (eficacia) y mantenerlo bien
(eficiencia). (p. 14)
El
comportamiento de motivación del ser humano es el espíritu empresarial, que a
su vez es la fuerza vital identificada como un sueño; que contribuye con el
desarrollo e independencia social y económica.
En
todos los países del mundo, para su desarrollo, se les exige a sus habitantes
de una reconversión humana que contribuya con una cultura diferente de los
seres humanos; que comience un cambio de cultura empresarial, que logren
generar empleo a fin de disminuir la pobreza, el desempleo y subempleo. Pero, para
una reconversión, es importante y necesario utilizar el espíritu empresarial enfocado
en las actividades producción, sociales y personales, entre otras, que
generarán empleo. En este contexto, en las dos décadas anteriores la educación
ha sido inducida para el empleo, y se han generado plazas de trabajo en el
gobierno hasta llegar a las recesiones económicas.
Sobre la base de esta premisa estamos en el tiempo de formular cambios, desde la academia, para realizar un giro hacia la educación empresarial; en la cual se pondrá énfasis en la educación que genere trabajo. Según la teoría generacional de Loader (2014), se establece que la cultura de la juventud confluye con la historia; por lo tanto, «los jóvenes se convierten en el cambio social» (p. 8).
Este cambio generacional de cultura empresarial permitirá a los emprendedores tener un negocio propio e independiente que les permita brindar empleo a fin de disminuir el desempleo y subempleo. Ya que en la actualidad los mercados de trabajo están saturados y ha crecido el desempleo; por consiguiente, la juventud no debe programarse de adquirir un empleo de por vida, sino que debe proyectarse a crear nuevos negocios.
La socialización del espíritu empresarial se debe proyectar, también, en tres ejes temáticos establecidos: la sociedad, la empresa y las personas:
La empresa está dejando (o ha de dejar) de ser una isla en la sociedad, cuyo objetivo es la maximización del beneficio, intentando conseguirlo como sea. Es este un modelo reforzado desde la revolución industrial, que cumplió un objetivo, como es el de centrar la gestión empresarial en la búsqueda del resultado positivo, porque desde él podría desarrollarse y crearse la riqueza social. Modelo que se está cuestionando no tanto por el principio en sí (nadie duda de que la empresa ha de ganar dinero), cuanto por la forma de realizarlo. (p. 31).
Sin embargo, es necesario y procedente establecer un sistema empresarial próspero, avalado por condiciones jurídicas, sociales, laborales, tecnológicas sustentables en el tiempo; a fin de que las empresas tengan un ciclo de vida útil a largo plazo, y evitar la contracción económica y el cierre de las empresas.
El
espíritu empresarial está acompañado de la creatividad e innovación, por cuanto
no es suficiente rediseñar nuevos esquemas, procesos y modelos de negocios; sino
que es necesario impulsar cambios relevantes en los procesos de negocios que establecen
la cadena de entrega, desde el abastecimiento hasta la entrega al consumidor
final.
Emprender
es plantear respuestas en las empresas mediante un modelo comercial, por lo que
Thompson, Strickland y Gamble (2008) aluden a «las razones por las cuales su planteamiento y estrategia comerciales
serán rentables» (p. 14), y que las organizaciones puedan tener una visión de
futuro. En este sentido se debe tener creatividad,
que no es más que «la capacidad de generar ideas para cambiar conceptos o
sistemas de una manera original para establecer asociaciones de los mismos
pocos comunes», e innovación: «proceso
consistente en convertir en solución un problema o una necesidad a través de la
generación de ideas creativas» (Hernández Rodríguez y Palafox de Anda, 2012, p.
429).
Por
tanto, los negocios con éxito se atribuyen el hecho de tener un modelo
comercial basado en una estrategia de ventaja competitiva, la cual permite
lograr competitividad y atractividad en la industria mediante la generación de
un eficiente desempeño.
A
manera de conclusión, es válido destacar que el espíritu empresarial es la
fuerza vital del ser humano y desempeña una función en el desarrollo social y
económico, que motiva a buscar el éxito empresarial; para así promover negocios
competitivos y sustentables en el tiempo. Además, la generación de nuevos
modelos de negocios requiere de la identificación de una idea hacia nuevos
productos y servicios, acordes a las necesidades de los clientes.
Socializar
el espíritu empresarial conlleva a un cambio cultural en la sociedad, por
cuanto el ser humano va a responder a las nuevas exigencias de emprendimientos,
de los clientes y del mercado; por lo que deberá disponer de creatividad e
innovación constante en el tiempo a fin de mantener los negocios en la
industria. Por ende, el espíritu empresarial promueve el progreso y el crecimiento
económico y profesional, y en consecuencia establece un cambio generacional de
la cultura empresarial; ya que, cada día que pasa, los sistemas no vuelven a
ser los mismos, y esto obliga a una reconversión empresarial.
BIBLIOGRAFÍA
Autor: Luis Abraham Menesesl
Afiliación: Universidad Internacional del Ecuador, Ecuador
Edición: Octubre de 2020